El dolor de cabeza es uno de los más frecuentes del mundo y, dentro del conjunto de las cefaleas, las de origen tensional son las más habituales.

La conocida como cefalea tensional debe su nombre a su causa, una tensión excesiva y/o mantenida en los músculos del cuello, los hombros o en los implicados en la masticación. Si pensabas que la causa de este tipo de dolor de cabeza era la tensión nerviosa, no ibas muy desencaminado, pues tras las cefaleas tensionales suele estar la ansiedad, sola o como una causa que favorece la cronificación del problema.

Por qué me duelen la cabeza y la mandíbula

Existe una relación directa entre los dolores de cabeza de origen tensional y los dolores de mandíbula. El bruxismo puede ser el origen de una cefalea crónica o la consecuencia de otro de los principales detonantes de este dolor: la ansiedad.

Causas

  • Cualquier estado anímico o consumo de sustancias que aumente de manera mórbida las contracciones de los músculos implicados en la masticación y en el mantenimiento de la postura con la cabeza erguida pueden causar dolor de cabeza, sienes o mandíbula.
  • Efectos secundarios de algunos medicamentos: los analgésicos en dosis elevadas pueden ser la causa de tu dolor de cabeza.
  • Lesiones neurológicas de diversa localización.
  • Traumatismos o procesos inflamatorios que, a su vez, comprimen uno o varios nervios desencadenando la respuesta del dolor. Una vez el dolor es recurrente, hay riesgo de cronificación pese a eliminarse la causa que lo ocasionó.

Cómo la fisioterapia puede ayudarte con el dolor de cabeza

Tratando las contracturas musculares

Con la ayuda de masajes manuales o de corrientes electromagnéticas al principio, y con ejercicios de estiramiento y calor seco después, podemos eliminar esas contracturas que, en ocasiones, son el origen de las cefaleas y de algunas neuralgias.

Devolviendo la movilidad perdida y recuperando articulaciones inflamadas

Aunque puedas no percibirlo, la ansiedad de largo recorrido pasa factura a tus articulaciones. Unas veces duelen, otras se inflaman y, en ocasiones, hay pérdida de movilidad. Lo que te podemos asegurar es que, si no lo tratas a tiempo, tu ansiedad te va a suponer un deterioro articular prematuro y un probable desgaste de cartílagos.

En efecto, la ansiedad crónica adelanta la edad de comienzo de problemas como la artrosis.

Instaurando una rutina de ejercicios para ayudar a combatir la ansiedad

Una vez has incorporado a tu rutina el hábito de realizar una serie de ejercicios de estiramientos y relajación de la zona cervical y los hombros, ¿por qué no ir un poco más allá y aprovechar para combatir la ansiedad a base de endorfinas?

Mejorando tu postura

Una vez te encuentres en la consulta del fisioterapeuta, a medida que vayas mejorando de tus cefaleas, el profesional podrá ver si adoptas posturas poco ergonómicas a consecuencia del dolor o por descuido. En este último caso, te enseñará cómo debes agacharte, reclinarte, etcétera, y mejorará mucho tu calidad de vida.

 

En los casos de cefalea tensional, es frecuente que aparezcan lesiones articulares, bien como causa, bien como consecuencia de la tensión acumulada en las zonas implicadas. Estas lesiones deben ser tratadas por un fisioterapeuta, quien de paso puede ayudar a relajar y prevenir la recidiva de las contracturas musculares.

Todavía nos queda mucho por saber sobre el dolor crónico, aunque sí sabemos que la analgesia no es la mejor solución y no debe ser la única opción. Con respecto a la ansiedad, al igual que en los casos de depresión, el ejercicio físico adaptado a la edad y a la condición particular de cada paciente es una ayuda que no se debe menospreciar.